El número de vidas salvajes ha disminuido drásticamente desde que el hombre se estableció como civilización. El trabajo del profesor Ron Milo nos acerca a la realidad ambiental que vivimos.

Antes de la llegada de la agricultura, el ser humano constituían una pequeña fracción de vida, y el ganado no existía. Sin embargo, la situación actual es  inversa. El ser humano domina la tierra y sus elecciones alimentarias incrementaron el ganado.

Este hecho ha tenido repercusiones directas. Se estima que desde los albores de la civilización, la humanidad ha provocado la pérdida del 83% de todos los mamíferos salvajes de la tierra. Esta tendencia destructiva también se extiende al mar. Tres siglos de caza de ballenas y la explotación de este medio han resultado en la pérdida de su fauna salvaje. Se estima que ha disminuido el 80% de mamíferos marinos, y el 14% de los peces.

Se ha reducido dramáticamente la vida salvaje y se ha acelerado la extinción de muchas especies. Esto ha ocurrido principalmente por tres factores: la revolución agrícola, la domesticación de animales para consumo y la revolución industrial.

El actual sistema alimentario es ineficiente a muchos niveles. Se sobreexplotan los recursos, y se impide que se comparta la tierra equitativamente con especies silvestres. Muchos científicos ya catalogan el comienzo de una extinción global importante, la sexta en 500 millones de años.

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Ciertas soluciones son de sentido común. Es necesario reducir drásticamente nuestro consumo de productos animales. Debemos reducir el número de ganado en la tierra o presidir la desaparición de la mayoría de las especies silvestres.

Con cada comida 100% vegetal que haces estás protegiendo al medio ambiente.

 

Artículo escrito por la bióloga y doctora en neurociencias Mayely Paola Sánchez para ProVeg España