Medioambiente
El sistema alimentario basado en animales hace que Bruselas lleve a España ante la justicia
diciembre 15, 2021
A inicios de diciembre Bruselas anunciaba que llevaría a España ante la justicia por su falta de control de nitratos y las aguas contaminadas. Desde ProVeg España pedimos al Gobierno español que deje de seguir echando la vista a un lado y apoye cambios en el sistema alimentario para acabar con el actual modelo de ganadería y agricultura intensiva de graves consecuencias para el medio ambiente. Por ello, vemos “con buenos ojos” la decisión de la Comisión Europea de llevar a España ante la justicia europea por la contaminación con nitratos. La denuncia de Bruselas estima que las autoridades españolas no han hecho lo suficiente para proteger el agua de los nitratos, causantes de desastres ecológicos como el del Mar Menor en Murcia o que miles de personas no puedan consumir agua del grifo en Aragón y Cataluña, por ejemplo. En caso de sentencia condenatoria, España tendría que afrontar el pago de multas si no adopta medidas.
“La Comisión considera que los esfuerzos de las autoridades españolas hasta la fecha han sido insatisfactorios e insuficientes y, por tanto, lleva a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea”, ha explicado el Ejecutivo comunitario.
El gran problema: nuestro actual sistema alimentario basado en animales
La actual industria ganadera tiene un enorme impacto en el medio ambiente. Cada vez es más conocido por la sociedad la gran cantidad de gases de efecto invernadero que produce esta industria, no tanto así que es una de los principales contaminantes de agua. Esta contaminación, además, procede de toda la cadena de producción, desde los excrementos de los animales a los antibióticos, las hormonas y los fertilizantes y plaguicidas usados en los cultivos de forraje para alimentar a los animales.
España debe actuar y tomar cartas sobre el asunto. No podemos seguir manteniendo este sistema alimentario basado en productos animales que afecta a los suelos y reservas de agua, además de a la salud, al medio ambiente e incluso a la economía de forma directa. Debemos trabajar por transformar nuestro sistema alimentario y dirigirnos hacia una alimentación más vegetal y sostenible en el tiempo
El impacto medioambiental de la cría intensiva de animales
La cría intensiva de animales para alimentación tiene graves repercusiones medioambientales y es una de las principales denuncias de ProVeg España. Las actividades ganaderas contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero y de otros contaminantes a la atmósfera. La fermentación entérica de los animales libera directamente metano y sus excrementos emiten además de metano, amoniaco, óxidos de nitrógeno y otros compuestos orgánicos volátiles no metánicos. Por otra parte, las tareas necesarias para la cría y manejo del ganado y de su excrementos generan material particulado que permanece en suspensión aérea y que puede también afectar a la salud humana.
La denuncia del Ejecutivo comunitario alude en este caso a la falta de acción del Gobierno español en cuanto al freno de la contaminación de las aguas provocada por los nitratos derivados de la ganadería y la agricultura industriales. La situación es especialmente grave en cuanto a la producción de carne de cerdo. Los desechos de los animales se guardan en enormes balsas de purines, y suelen ser utilizados como fertilizante de campos cercanos, una práctica que puede acarrear consecuencias nefastas para el medio ambiente.
Un ejemplo es la contaminación de aguas superficiales y acuíferos. Dado que las tierras de cultivo no son capaces de absorber todos los nitratos presentes en los purines, estos acaban también en las aguas subterráneas, pudiendo contaminar incluso aquellas destinadas al consumo humano. Según datos de la organización WWF, en algunos ríos, humedales y acuíferos españoles se han detectado concentraciones de nitratos por encima de 100 mg/L, es decir, el doble del límite legal de la norma de calidad ambiental de 50 mg/L. Además, este exceso de nitratos en las aguas fluviales y subterráneas llega hasta los mares, generando las denominadas áreas muertas, zonas hipóficas (sin oxígeno) en las que la vida marina es imposible.