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La cría intensiva de animales, las nuevas pandemias y la crisis económica van de la mano
28 enero 2021
- Los actuales brotes de gripe aviar, SARS-COV-2 o gripe porcina afectan a instalaciones ganaderas varios países, España entre ellos
- El coronavirus no es tan letal como la gripe aviar y otras enfermedades zoonóticas, que en el futuro serán más peligrosas y frecuentes
- Una nueva enfermedad respiratoria aún desconocida y transmisible a humanos ya despierta temor en los alrededores de granjas de cabras en Holanda
Las granjas de cría intensiva de animales para alimentación u otro tipo de industrias están en el punto de mira desde hace tiempo, pero hoy más que nunca, al haberse convertido en la actividad humana que mayor riesgo de futuras pandemias supone. Así lo sostiene el Informe sobre Pandemias y Alimentación, elaborado por ProVeg Internacional, que cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Las granjas de cría intensiva están diseñadas para obtener el máximo rendimiento de los animales (carne, leche, huevos, pieles) mediante el mínimo espacio y coste económico, sin ningún respeto por su bienestar. Las noticias sobre animales enfermos en este tipo de instalaciones son cada vez más frecuentes. Las más recientes son las que afectan a granjas de visones americanos destinados a la industria peletera. En A Baña (A Coruña) se ha registrado un foco de SARS-CoV-2 que va a obligar al sacrificio de 3.100 animales (Galicia concentra en la actualidad un total de 25 granjas de visones de esta especie, lo que supone el 80 % del total de España). También la Junta de Castilla y León ha ordenado sacrificar a 1.010 visones de una instalación ubicada en Navatalgordo (Ávila) tras detectar un ejemplar infectado por Covid-19.
Y el pasado julio, el Gobierno de Aragón también anunció el sacrificio de otros cerca de 100.000 visones americanos de una granja de Puebla de Valverde (Teruel), tras confirmar una infección masiva (con casi el 90 % de los visones infectados con Covid-19) y el riesgo de transmisión a humanos.
Mientras, diferentes brotes de gripe aviar coinciden en diferentes países. Francia detectó por primera vez en diciembre una variante altamente patógena H5N8 en avifauna y en aves de granja. Desde entonces no ha dejado de propagarse, especialmente en el suroeste del país, cerca de la frontera española, y ya afecta a los departamentos de Las Landas, Gers, Pirineos-Atlánticos, Altos Pirineos y Lot-et-Garonne.
Brotes de variantes de gripe aviar altamente contagiosa también se han detectado en granjas de Bélgica, Hungría, Corea del Sur o Senegal.
Junto al riesgo para la salud de humanos y animales, todos estos casos de epidemias en granjas de cría intensiva tienen como consecuencia un altísimo coste en vidas animales, no ya solo por los que mueren a causa de enfermedades (su salud y su sistema inmunitario están tan dañados que son muy vulnerables a cualquier infección), sino también por los sacrificios masivos ordenados al detectar brotes de enfermedades, para evitar su propagación: 101.000 gallinas en el brote húngaro, 18,8 millones de aves de granja en Corea del Sur, 100.000 en This (Senegal), por citar los ejemplos más recientes.
Por su parte, un reciente estudio ha advertido del peligro de una cepa de gripe porcina del subtipo A (H1N1) que circula por China que, aunque no se transmite entre humanos, tendría potencial de dar el salto desde los animales y provocar otra pandemia. La Organización Mundial de Sanidad Animal, la FAO y la OMS han emitido un comunicado conjunto en el que piden no descuidar este asunto.
Mientras tanto, en Holanda, estudios realizados por expertos en salud pública y veterinaria han constatado que las personas que viven cerca de granjas de cabras tienen entre un 20 % y un 55 % más de riesgo de desarrollar neumonía. Cuanto más cerca de la granja de cabras, mayor es el riesgo. Este hallazgo se produce una década después de que fallecieran 95 personas en el país por un brote de fiebre Q, causada por la bacteria Coxiella burnetii, que habita en animales domésticos como vacas, ovejas y cabras.
Enfermedades zoonóticas
Se calcula que aproximadamente el 75 % de todas las enfermedades infecciosas emergentes son de naturaleza zoonótica. Estas patologías, que incluyen SARS, MERS, Ébola, rabia y ciertas formas de gripe, son responsables de aproximadamente 2.500 millones de casos de enfermedades y 2,7 millones de muertes en todo el mundo cada año.
Aunque los orígenes de tales brotes tienden a estar asociados con animales salvajes, como se supone con la Covid-19, los patógenos también saltan de esos animales salvajes a animales de granja antes de transmitirse a los humanos, como ya ha sucedido en el pasado con las gripes aviar y porcina.
Por su parte, otros muchos patógenos que representan una amenaza para la salud humana se transfieren a los seres humanos desde animales de granja domesticados para el consumo. Enfermedades como la difteria, el sarampión, las paperas, el rotavirus, la viruela y la gripe A tienen su origen en animales domesticados. La intensificación de la ganadería y la acuicultura desempeñan un rol clave y escalan dramáticamente el riesgo de las pandemias zoonóticas.
Acumular grandes cantidades de individuos genéticamente similares en entornos insanos de alta densidad, que inducen a una salud pobre y a altos niveles de estrés, aumenta seriamente las posibilidades de que se produzcan transferencias patogénicas entre animales salvajes y animales de granja y, en última instancia, seres humanos.
Riesgo de futuras pandemias
Ya sea que hayan tenido su origen en los animales salvajes, como se asume con la Covid-19, o en los animales de granja, como es el caso con las gripes aviar y porcina, todas estas enfermedades suponen serias amenazas para las personas y la salud mundial, y ya están causando más muertes que la diabetes y los accidentes de tráfico juntos. Sin ir más lejos, la Covid-19 es altamente más letal que la gripe común, y está llevando al límite los sistemas sanitarios en todo el mundo. Sin embargo, el coronavirus no es tan letal como otras enfermedades zoonóticas como, por ejemplo, la gripe aviar H5N1, con una tasa de letalidad de hasta el 60 %. No solo los brotes futuros pueden ser más peligrosos, los expertos y expertas coinciden en que también serán más frecuentes. Las causas de este alarmante pronóstico son de origen humano y están todas vinculadas con el sistema alimentario mundial.
“La receta para el desastre es sorprendentemente simple: un animal, una mutación, un humano y un único punto de contacto”, apunta Jens Tuider, director internacional de ProVeg Internacional y autor principal del informe. Todavía no conocemos la historia completa sobre la aparición de la Covid-19, pero no hay incertidumbre sobre la gripe porcina y la gripe aviar: esos virus evolucionaron en granjas industriales, donde las condiciones son perfectas para el desarrollo y transmisión de virus. “Hay muchas razones para alejarse de la cría intensiva de animales: abordar la crisis climática, proteger el medio ambiente, combatir la resistencia a los antibióticos, proteger nuestra salud y el bienestar de los animales. Pero mitigar el riesgo de la próxima pandemia, que podría tener un impacto aún más devastador que la Covid-19, es quizás la razón más persuasiva de todas. La ciencia apoya claramente esto, pero ¿hay suficiente voluntad política?”, se pregunta Tuider.
“Nos encontramos ante una situación muy vulnerable ante futuras pandemias, con consecuencias posiblemente peores que las de la actual pandemia del coronavirus -añade por su parte Cristina Rodrigo, directora de ProVeg España–. Lo que comemos y cómo lo producimos es uno de los factores clave que está alimentando este riesgo. Tenemos una necesidad urgente y vital de transformar nuestro sistema alimentario a uno más basado en plantas, más sostenible y resiliente”.
Para la doctora Musonda Mumba, directora de la Unidad de Ecosistemas Terrestres del PNUMA, el informe de ProVeg Internacional demuestra claramente la conexión entre la producción animal industrial y el mayor riesgo de pandemias. “Nunca antes habían existido tantas oportunidades para que los patógenos saltaran de los animales domesticados y salvajes a las personas”, advierte. La experta recuerda que en los últimos meses se han decretado cierres de plantas procesadoras de carne en Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, ya que han sido espacios de propagación de la Covid-19. “Claramente, esto brinda otra oportunidad para repensar nuestros sistemas alimentarios en lo que respecta a las pandemias”, apunta.
Por su parte, la doctora Laura Jane Smith, consultora de medicina interna y respiratoria del King’s College Hospital, coincide con el Informe de ProVeg Internacional en que es “poco probable” que esta sea la última pandemia a la que se enfrente esta generación. “Ahora mismo se dan las condiciones perfectas para que otros virus se propaguen de animales a seres humanos en múltiples lugares del mundo. Estas condiciones son creadas por nuestro sistema alimentario basado en productos animales. Una pandemia futura podría ser mucho peor, ya que puede ser más infecciosa o más letal. Debemos hacer todo lo posible para prevenirla. Y podemos hacerlo”.
Un cambio hacia una alimentación más basada en plantas no solo reduciría el riesgo de futuras pandemias, sino que transformaría radicalmente la salud humana.
Consulta aquí el informe completo sobre Pandemias y Alimentación de ProVeg Internacional.