Medioambiente
¿Qué tiene que ver la alimentación con la crisis climática?
julio 12, 2022
¿Cómo se relacionan crisis climática y alimentación? ¿Cuál es el impacto de mi dieta? ¿Habrá recursos naturales para todas las personas en el futuro? ¿Qué tiene que ver la justicia social con todo esto? Refugiados climáticos… ¿qué es eso? Reflexionamos sobre cómo estamos sufriendo el planeta y las personas que habitamos en él, y cómo una de las soluciones pasa por la conciencia alimentaria.
Nos quemamos
Inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas… La crisis climática cada vez es más evidente en todos los puntos del país. Ya no es cosa de predicciones y del futuro: es nuestro presente, y estamos sintiéndolo a todos los niveles.
Estas últimas semanas hemos visto cambios muy abruptos en el tiempo en Europa y hemos sufrido varias olas de calor. Incluso antes de que empezase el verano de este 2022, ya vimos temperaturas altísimas y cómo se aceleraba el calentamiento: en algunas partes de España y Francia las temperaturas en junio han sido, de media, más de 10 grados centígrados por encima de la media para la época del año. ¡Diez grados! Y, propiciadas en gran medida por esta ola de calor, provincias como Lleida, Navarra o Zamora han registrado incendios que han afectado a miles de hectáreas.
El incendio reciente más devastador es el que se produjo en la Sierra de la Culebra, en Zamora. Ha obligado a evacuar a centenares de personas de más de 17 localidades y ha arrasado con 30.800 hectáreas. Ya se considera el incendio más grande de la historia de España y, tristemente, ha arrasado con uno de los espacios más ricos en fauna de toda la península ibérica. Según los expertos, biólogos y veterinarios, el incendio, además, ha ocurrido en el peor momento del año: en plena época de cría. Estiman que se tardará décadas en volver a recuperar el paisaje y la biodiversidad de este lugar.
Cruzando el charco, en Estados Unidos, las olas de calor tienen una frecuencia tres veces mayor a la que tenían en los años 60 del siglo XX. En Pakistán e India también están viviendo olas de calor sin precedentes, con picos de 50 grados de temperatura.
Pero… ¿cuál es la relación entre el aumento de temperatura y nuestro sistema alimentario? En 200 años hemos gastado recursos que el planeta había acumulado durante 30 millones de años.
La industria alimentaria y sus consecuencias
Los expertos lo dejan rotundamente claro: si no se reducen las emisiones de efecto invernadero, a final de siglo probablemente se llegue a un aumento de 5 grados respecto a los niveles preindustriales. Y se espera que España sea una de las regiones más afectadas por el aumento de las sequías, el nivel del mar y la temperatura.
Por un lado, la producción y la comercialización de productos cárnicos animales requieren el consumo de grandes cantidades de combustible. Y, a su vez, la cría y el consumo de animales es responsable de alrededor del 20 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Frente a estas situaciones, adoptar una dieta vegetal podría reducir en hasta un 50 % las emisiones relacionadas con la alimentación.
Sabemos que seguramente no sea la primera vez que lees esto. La ganadería industrial contribuye en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero, la deforestación, la contaminación del agua y la contaminación del aire. En todo el mundo, la producción de carne y lácteos utiliza el 83 % de las tierras agrícolas y produce el 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura, mientras que proporciona exclusivamente el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas de la dieta humana (Science, 2018).
Sistema alimentario obsoleto = refugiados climáticos
Los efectos del cambio climático afectan gravemente el acceso a los alimentos, a su disponibilidad, a su estabilidad, al igual que a las prácticas de salud de las poblaciones más vulnerables. Además, como hemos visto, la producción animal es altamente ineficiente en cuanto al uso de recursos naturales contribuyendo a la crisis climática. El aumento de las temperaturas globales ha provocado una reducción de la productividad agrícola de un 21 % desde 1961, lo que ha supuesto una reducción muy grande de la producción de alimentos básicos como el arroz y el trigo. Y, según el Banco Mundial, si no se toman medidas, 143 millones de personas podrían convertirse en refugiados climáticos para el año 2050.
Son tres lugares en el mundo los que están especialmente afectados por esta situación: África subsahariana, el sur de Asia y América Latina. Actualmente 183 millones de personas se encuentran en situación de estrés alimentario, y el 71 % de estas están en África.
Según la última investigación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicada en Science, existirá una gran injusticia generacional si no hacemos nada para mitigar la actual crisis climática. Las personas nacidas en 2020 sufrirán un promedio de 30 olas de calor extremas y otros desastres climáticos como, por ejemplo, el doble de sequías e incendios forestales y tres veces más inundaciones de ríos y pérdidas de cosechas que alguien que tiene 60 años en la actualidad.
PRO JUSTICIA
Con el aumento de la población y los efectos de la crisis climática, la cuestión de cómo alimentar al mundo de una manera más justa y sostenible nunca antes ha sido tan urgente. Una alimentación vegetal puede ayudar a crear un mundo más justo y un suministro de alimentos más sostenible para todas las personas.
Hábitos más sostenibles y dieta vegetal
No te va a sorprender leer (esperamos) que seguir una alimentación vegetal tiene el mayor potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Un ejemplo de ello es el informe del IPCC de la ONU, publicado en 2019, que resaltó un cambio hacia dietas totalmente basadas en plantas como una gran oportunidad para limitar las emisiones. Y el año pasado otra investigación de este mismo Panel, desvelaba que si los países se ciñeran a los objetivos del Acuerdo de París para limitar el cambio climático (entre 1,5 y 2 grados centígrados), los efectos de este serían notoriamente menores.
Un estudio de la Universidad de Michigan y la Universidad de Tulane (2020) puso en evidencia que reemplazar la mitad de todos los alimentos de origen animal con alimentos de origen vegetal podría resultar en una disminución del 35 % en las emisiones relacionadas con la alimentación en los EE. UU, lo cual daría como resultado una reducción de aproximadamente 224 toneladas métricas de emisiones anuales. La misma cantidad que 47,5 millones de vehículos para el 2030. En esta misma línea, es importante destacar que las dietas vegetales generan una huella de carbono mucho menor comparadas con dietas que incluyen carne animal (su impacto es 2.5 veces mayor. University of Oxford, 2014).
Seguimos comparando el impacto de la industria alimentaria: producir 100 gramos de proteína a partir de guisantes emite 0,4 kilogramos de dióxido de carbono, mientras que producir esa misma cantidad de proteína a partir de carne de vacas emitiría casi 90 veces más (Our World in Data, 2020). El análisis de Science (2018) elaborado por J. Poore y T. Nemecek demostraba que evitar la carne y los lácteos es la mejor forma de reducir el impacto ambiental en el planeta. ¿Cómo podemos actuar frente a la crisis climática y social? Lo primero que podemos hacer es reflexionar sobre nuestra alimentación.
“Una dieta vegana es probablemente la mejor forma de reducir tu impacto en el planeta Tierra, no solo los gases de efecto invernadero, sino la acidificación global, la eutrofización, el uso de suelo y agua.”
– Joseph Poore, investigador de Ciencias Ambientales, Universidad de Oxford.
Además de reivindicar cada día la necesidad de un cambio y una transición hacia una dieta vegetal, próximamente ProVeg irá a la COP27 en Egipto para poder abrir el debate. Porque si bien cada vez se está invirtiendo más en la proteína vegetal, está en manos de todos y todas poner de nuestra parte para preservar el medioambiente, mitigar la crisis climática y favorecer un sistema que logre garantizar la justicia social global. ¡Podemos ser parte de la solución!