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ProVeg urge al ministro de Agricultura a frenar la censura contra las alternativas vegetales a los lácteos en la UE

28 abril 2021

Bruselas podría refrendar la controvertida enmienda 171 que introduce nuevas y severas restricciones a los alimentos vegetales

La organización por la conciencia alimentaria reclama a Planas que siga el ejemplo del parlamento neerlandés y se posicione en contra

La Unión Europea está a punto de tomar una decisión sobre la controvertida enmienda 171 que restringiría severamente la comercialización de las alternativas vegetales a los lácteos. Por este motivo, ProVeg España ha pedido por carta al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que manifieste su rechazo a la enmienda 171 ante el Consejo Europeo, siguiendo el ejemplo de Países Bajos.

La semana pasada, el Parlamento neerlandés dio luz verde a una moción para rechazar la censura sobre las alternativas vegetales a los lácteos en los trílogos en curso sobre la Política Agrícola Común. La moción se aprobó con una amplia mayoría, 134 votos a favor sobre 150.

La enmienda 171 pretende aplicar restricciones sin precedentes y desproporcionadas sobre el sector vegetal europeo. “Defendemos que los consumidores y consumidoras reciban información inequívoca para realizar compras informadas. Por eso rechazamos la enmienda 171, que daría lugar a una situación paradójica donde un producto de origen vegetal no podría ser etiquetado como ‘sin lactosa’ o ‘cremoso’. La regulación vigente que protege a los lácteos y ya prohíbe el uso de términos como yogur, queso o leche en las alternativas vegetales es suficiente. Añadir nuevas restricciones es desmesurado, una auténtica censura”, apunta Cristina Rodrigo, directora de ProVeg España. 

Además, esta enmienda pondría en peligro los objetivos de sostenibilidad recogidos en los compromisos climáticos de los Estados miembros alcanzados en el Acuerdo de París y la Estrategia “De la granja a la mesa” de la UE. En este último documento, la Comisión Europea pedía urgentemente una transición hacia un sistema alimentario sostenible. Un estudio publicado en la revista Science mostró que, aunque se eliminaran todas las emisiones de combustibles fósiles de inmediato, las emisiones del sistema alimentario mundial por sí solas harían imposible limitar el calentamiento global a 1,5° C, y sería difícil incluso permanecer por debajo del objetivo de 2° C.

Precisamente, un elemento clave de la estrategia ‘De la granja a la mesa’ es el cambio hacia dietas más basadas en plantas. La mayor parte del impacto nocivo del sistema alimentario de la UE sobre el medio ambiente se debe a la elevada producción y consumo de carne y productos lácteos. 

Una petición con extenso respaldo

La petición de ProVeg para poner freno a la enmienda 171 cuenta con el apoyo del sector empresarial, de una veintena de ONG europeas, de casi 450.000 ciudadanos/as, de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) e incluso de Miembros del Parlamento Europeo. 

En respuesta a una carta firmada por 25 ONG, la Comisión Europea defiende que la protección de los términos lácteos “ha sido parte del marco legal de la UE para la comercialización de leche y productos lácteos durante más de 30 años”. “Lo que no está claro es contra qué se deben proteger exactamente los productos lácteos, si ya están protegidos. Tampoco explican por qué requerirían más protección que cualquier otro grupo de alimentos. La Comisión incluso cita la «competencia leal y evitar la distorsión del mercado», cuando está claro que la enmienda hace lo contrario: discrimina injustamente las alternativas vegetales a los lácteos”, advierte Rodrigo.

La directora de ProVeg España recuerda que ni el Parlamento Europeo ni la Comisión “han proporcionado argumentos que demuestren que los consumidores están confundidos o que los productos lácteos necesitan más protección. ¿Quiénes son y dónde están los/as consumidores/as engañados/as por las alternativas vegetales a los lácteos?”.

¿Qué implicaría la aprobación de la enmienda 171?

En la práctica, la enmienda 171 podría prohibir lo siguiente:

  • Describir un alimento de origen vegetal, su sabor o su función, haciendo referencia a la terminología familiar de “lácteos”. Esto incluye, por ejemplo, usar expresiones del tipo “como leche”, “cremoso” o “mantecoso” para informar al consumidor sobre el propósito, la textura o el sabor, ya sea en el envase o en la publicidad. Esto incluye descripciones informativas, incluso si son puramente fácticas. Por ejemplo, utilizar las frases “no contiene leche”, “apto para personas que padecen intolerancia a la lactosa” o “alternativa vegetal al yogur”.
  • Mostrar el impacto climático comparando la huella de carbono de un alimento de origen vegetal con su equivalente lácteo.
  • Usar la imagen de una bebida blanca a base de plantas que se vierte en la mesa del desayuno o una espuma blanca arremolinándose en un capuchino.
  • En su interpretación más restrictiva, esto podría suponer prohibiciones de envases de alimentos vegetales que sean visualmente similares a los envases de productos lácteos.
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